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Como piezas de un rompecabezas: el cierre del trabajo de campo

Proyectos 5 de Diciembre de 2016

Como piezas de un rompecabezas: el cierre del trabajo de campo

*Por Graciela Caldeiro

Al terminar nuestro trabajo de campo de la investigación El uso didáctico de las tecnologías durante la formación de magisterio y el ejercicio docente en Uruguay, nos invadió una contradictoria sensación: estábamos satisfechos tras haber concluído con lo que considerábamos el núcleo crítico del proyecto pero, al mismo tiempo, surgía toda la incertidumbre de quien recién está por comenzar. Esta sensación, por momentos, parecía abrumadora. Especialmente por la extensión y la intensidad del trabajo realizado en campo: los numerosos viajes, la logística desplegada y la invaluable estadía en territorio uruguayo. En ajustados cuatro meses y habiendo superado no pocas dificultades -algunas previstas, y otras no tanto - el equipo traía a la sala de reuniones, decenas de horas de entrevistas desgrabadas, extensas tablas de datos numéricos y las incontables percepciones, ricas en matices y contradicciones, de quienes habíamos llevado adelante la enorme tarea de escuchar, preguntar, observar y registrar. Las evidencias se esparcían, ahora, sobre la mesa de trabajo, fundiéndose con nuestras experiencias más subjetivas, como piezas de un rompecabezas: variadas y abundantes, pero también caóticas y complejas.

El trabajo de campo fue realizado en institutos de formación docente de cinco localidades uruguayas y comprendió, tanto entrevistas en profundidad como grupos focales a cincuenta y dos personas. También contábamos con los datos relevados a través de ciento seis encuestas basadas en cuestionarios semiestructurados. Nuestro material, reunía así, las voces de estudiantes, directivos y profesores del magisterio y docentes noveles. Todos ellos, aportando perspectivas variadas, desde las que deberíamos reconstruir sus percepciones sobre los usos de la tecnología en educación, comprendiendo sus trayectorias de formación, sus historias personales.

Y así es que, tras la finalización del trabajo de campo, llega el momento de reconocer patrones, establecer vínculos y relaciones, comparar, modelizar, sistematizar… es necesario despojarnos de nuestra propia experiencia en el campo para abarcar la totalidad del proyecto, prestar atención a todas las partes, para ahora sí, reconstruir la lectura de las evidencias y avanzar hacia el fértil terreno de la interpretación de los hallazgos.

Aún queda mucho trabajo por delante. Pero las piezas dispersas del rompecabezas sobre la mesa de trabajo nos convocan, nos entusiasman y renuevan, otra vez, el desafío en esta etapa del proceso de investigación. En eso estamos.

 

 

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